

Se reconoce por frotar o apretar fuertemente los dientes durante el sueño y/o estado de vigilia y afecta alrededor del 20% de la población mundial. Desgaste y fractura de piezas dentales son algunas de sus consecuencias, además de dolor mandibular, de oídos y cabeza. Pese a no tratar el trastorno en sí, existen sencillos caminos médicos y terapéuticos que permiten disminuir notoriamente sus efectos.

Cuando los niños pequeños son propensos a la caries dental, podrían perder los dientes de leche mucho antes de lo que deberían. También pueden sentir un cierto grado de incomodidad cuando se desarrollan en las cavidades profundas que empiezan a afectar a los nervios por encima de las raíces de los dientes y en estos casos es recomendado una pulpotomía.