Durante los últimos 20 años, ha crecido la concientización en torno a las prácticas de maltrato físico y simbólico entre los pares, los cuales generalmente se daban en contextos escolares. La burla y el abuso se asientan por una de las partes como 1) un llamado de atención, y 2) una agresión sin medidas. A la víctima se le identifica proporcionalmente como una entidad sumisa.