Equipo SaludActual
Si alguien suele experimentar emociones extremas y sorprenden sus cambios de ánimo, se puede considerar una persona bipolar. Conozca a fondo las características de este trastorno a continuación.
Antiguamente, el Trastorno Afectivo Bipolar era diagnosticado como Psicosis Maniaco Depresiva.
Si bien los cambios de estado anímico pueden ser comunes en cualquier persona que no necesariamente padezca bipolaridad, hay que destacar que la exaltación y la disminución de un estado de ánimo tienden a ser tales, que el aumento de la vitalidad llega a convertirse en una manía y, por el contrario, una baja en la vitalidad de la persona tiende a convertirse en una depresión severa, de manera rápida e intensa entre un cambio anímico al otro.
En este punto, algunos médicos discrepan con lo que se cree un cambio constante. Pedro Retamal, profesor de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la U. de Chile, cuestionó a comienzos de este año lo que él asegura que es una creencia popular: "En general, las fases pueden durar días, semanas o incluso meses. Los cambios no son de un rato para otro".
Este psiquiatra también afirma que personas con bipolaridad "tienen un mayor desarrollo intelectual, creatividad y capacidad social que el promedio de las personas", destacando los roles trascendentales que quienes padecen este trastorno pueden aportar a la sociedad.
El trastorno bipolar es crónico. No discrimina entre mujeres y hombres, y suelen darse los primeros síntomas en plena adolescencia, alrededor de los 15 años, y hasta los 25. Se reconocen tres fases cuando se padece de bipolaridad:
-Hipomanía: Es la etapa menos grave. Aquí se producen cambios de humor, aumento de la emotividad, de la sociabilidad y de la autoestima.
-Manía: Es una etapa donde la persona debe ser tratada y, en algunos casos, hospitalizada. Sus síntomas pueden ser la irritabilidad, hiperactividad e, incluso, alucinaciones.
-Depresión: Etapa que debe ser tratada con mayor atención, ya que corresponde a la fase más grave. Los síntomas son de profunda tristeza, baja autoestima, hasta deseos de morir.
El tratamiento para sobrellevar este trastorno debe ser una combinación entre un tratamiento psicoterapéutico y un adecuado tratamiento farmacológico que esté siempre acompañado después de consultar a un médico psiquiatra, quien pondrá en conocimiento al paciente del mejor medicamento según sea el estado que está viviendo en su trastorno.
Los más comunes para tratar la bipolaridad son los llamados "estabilizadores del ánimo", que permiten suprimir estas oscilaciones de estados extremos; los antidepresivos, que también son eficaces contra la ansiedad; y los anti psicóticos o también conocidos como neurolépticos.
Para las mujeres embarazadas que padecen el trastorno bipolar, el uso de estos medicamentos son complicados dada su condición de gravidez.
Así lo advierte Silvia Gaviria, jefa del departamento de Psiquiatría de la Universidad CES de Colombia, en la "Revista Chilena de Neuropsiquiatría", donde afirma que medicamentos como los psicotrópicos, los cuales también son prescritos para tratar la bipolaridad, se propagan con facilidad a través de la placenta, lo que puede ser riesgoso para el feto.
Además, faltan estudios científicos sobre el embarazo y la farmacología a utilizar para este tipo de trastorno.
De acuerdo al Ministerio de Salud, en nuestro país, cerca de 200 mil personas sufren del Trastorno Afectivo Bipolar, y desde julio de este año, se incorporó como una patología AUGE, garantizando un tratamiento de por vida.
El Acceso Universal a Garantías Explícitas (AUGE) es un plan de salud para todos los afiliados a Fonasa e Isapres y garantiza acceso, atención, protección y calidad del tratamiento.
Mariana Torres.
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