Equipo SaludActual
Es una enfermedad silenciosa, incomprendida y que afecta emocionalmente al entorno más cercano de quien la padece. Su detección temprana es vital para evitar mayores daños en la salud.
Para nadie es sorpresivo saber que la sociedad actual busca de manera desenfrenada el éxito a través de los irreales cánones de belleza que impone la publicidad.
Estos modelos nos empecinan a crear una interminable carrera hacia la perfección corporal, en donde la delgadez extrema aparece como la meta de mujeres y hombres que hacen cualquier cosa para alcanzar el ansiado sueño del físico ideal.
De esta manera, no es de extrañar que los trastornos alimenticios hayan aumentado y que cada vez se presenten en personas más jóvenes, especialmente en niñas que empiezan su pubertad.
Uno de estos devastadores trastornos es la bulimia nerviosa.
La bulimia es un trastorno alimenticio que se caracteriza por comer en exceso y sin control. Después de ingerir grandes cantidades de alimentos, la persona los purga, ya sea a través del vómito, consumiendo un laxante o tomando un diurético.
Los pacientes experimentan un intenso temor por subir de peso, puesto que su imagen corporal está ligada a la autoestima. Por esta razón, es una enfermedad que afecta principalmente a adolescentes y jóvenes, tanto hombres como mujeres.
Los ‘atracones', por lo general, comienzan en la recuperación de una anorexia, así como después de variados intentos por bajar de peso.
Esta conducta suele alterar los estados de ánimo y la sensación de vitalidad del paciente, además de producir una gran vergüenza entre quienes padecen este mal. Se desconoce la causa exacta de la bulimia, pero existen factores genéticos, psicológicos, traumáticos, familiares, sociales y culturales.
Síntomas, consecuencias y tratamiento
Este trastorno provoca daños debido al ácido del vómito, ya sea en el tracto digestivo, boca, dientes, o glándulas salivales.
Además, los bulímicos no retienen vitaminas y minerales suficientes para mantenerse sanos, por lo que es indispensable detectar a tiempo la enfermedad para evitar efectos serios y prolongados en la salud.
Además de los atracones de comida altos en calorías y las purgas, hay otros síntomas o señales que indican que una persona efectivamente padece bulimia, como el uso reiterado de laxantes, enemas o diuréticos, exceso de ejercicio físico y constantes visitas al baño cada vez que se ingiere un alimento.
Por lo general, las personas bulímicas pueden mostrar caries dental o infecciones en las encías (gingivitis). También, el esmalte de los dientes puede estar erosionado o picado por la excesiva exposición al ácido del vómito.
Igualmente, un examen físico puede mostrar vasos sanguíneos rotos en los ojos por el esfuerzo al vomitar, boca seca, salpullidos y granos en la piel, pequeñas cortaduras y callosidades en las puntas de las articulaciones de los dedos debido al vómito autoinducido. Los exámenes de sangre pueden mostrar un desequilibrio electrolítico (hipocaliemia) o deshidratación.
El tratamiento médico de la bulimia nerviosa consiste en corregir y prevenir las complicaciones nutricionales y aquellas derivadas del uso de diuréticos o laxantes.
La educación nutricional tiene el propósito de volver a una alimentación ordenada y relajada para evitar los periodos de ayuno prolongado y aprender a tolerar un peso tal vez mayor que el deseado.
También es importante un tratamiento psiquiátrico, aunque va a depender de la edad del paciente. La terapia familiar está dirigida a adolescentes que viven con sus padres, mientras que la terapia individual está indicada para quienes abandonaron el hogar paterno.
El uso de algunos antidepresivos ha demostrado eficacia en el tratamiento de la bulimia, y en algunas ocasiones hay que asociarlo con ansiolíticos.
Sin embargo, hay situaciones que necesitan hospitalización, como por ejemplo si el paciente presenta anorexia, depresión mayor o si necesitan fármacos para ayudar a suspender las purgas.
A pesar de que la bulimia puede vencerse con un tratamiento multidisciplinario, no hay que olvidar que es una enfermedad crónica y muchas personas continúan presentando algunos síntomas, incluso bajo tratamiento.
La clave será siempre contar con el apoyo familiar y comprender que esta dolencia puede aparecer en cualquier momento, por lo que es indispensable poseer las herramientas necesarias para vencer esta batalla que atenta contra la calidad de vida.
Macarena Cifuentes.
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