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2024-03-28

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¿Qué es un trauma ocular?

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El trauma ocular se refiere a cualquier daño hecho directamente al ojo y puede afectar no sólo al ojo, sino también al área que lo rodea.


Las lesiones oculares pueden variar desde alguna de menor importancia -como que caiga jabón en los ojos-, a alguna más grave que puede resultar en la pérdida permanente de la visión o del ojo. Este tipo de lesiones suelen ocurrir en el lugar de trabajo, en casa, en otros accidentes y hasta en la participación de deportes o juegos.

Algunas lesiones oculares, como heridas punzantes profundas, pueden requerir tratamiento inmediato o cirugía para prevenir un daño permanente al ojo y así evitar la pérdida de la visión. Por otra parte, rasguños superficiales de menor importancia puede que sólo necesiten monitoreo después de una primera visita al oculista, para asegurarse que complicaciones tales como infecciones en los ojos no se produzcan después del accidente.

Algunos traumas oculares comunes:

Abrasión corneal: La superficie de la córnea está cubierta por una fina capa llamada epitelio. Esta capa de piel puede ser fácilmente raspada. Estas abrasiones superficiales son comunes y las podemos ver todos los días. Como la córnea tiene muchas terminaciones nerviosas, estos pequeños daños son bastante dolorosos e incómodos para el paciente.

Afortunadamente, las abrasiones se recuperan rápidamente y con frecuencia sanan completamente dentro de las 24 horas después del accidente.

Se trata normalmente con lubricación y en algunos casos la aplicación de antibióticos para evitar infecciones. Casi cualquier cosa puede causar una abrasión corneal y por eso son tan comunes, esto incluye el polvo, la arena, el heno, las chispas, los insectos, los trozos de papel, el maquillaje o incluso tu propia uña. Si logra penetrar en el ojo, puede provocar un rasguño.

Laceraciones corneales: La mayoría de los arañazos corneales sólo impactan la capa epitelial superficial. Si la lesión es más profunda, entonces se habla de una laceración. Lo más importante de una laseración es asegurarse que la córnea no se haya perforado.

Es muy probable que produzca lagrimeo excesivo, dolor al punto de no querer abrir el ojo, visión borrosa y sensibilidad a la luz. En muchos casos, suele ser necesaria para reparar una abrasión de la córnea y prevenir daños mayores del ojo, al igual que para eliminar cualquier objeto extraño que pueda haber quedado en el ojo después del trauma.

Fracturas orbitrarias: Las paredes orbitarias óseas son delgadas y tienden a romperse con un impacto contundente en el ojo. Esto es especialmente cierto en el suelo de la órbita y de la pared medial. Son accidentes que pueden ser comunes pero que necesitan atención médica inmediata.  En la mayoria de los casos estos huesos orbitales sanan bien y no ocasionan problemas a largo plazo. Sin embargo, a veces el hueso roto crea una "bisagra" que atrapa la grasa de los músculos extraoculares.

Si hay atrapamiento o enoftalmos significativa, se tiene que reparar la ruptura. Durante la cirugía se puede liberar el músculo y reforzar el suelo para mantener los contenidos orbitales en su lugar. Si después de un traumatismo se presenta riesgo de daño al nervio óptico, visión doble (diplopia) por afectación de los músculos extraoculares; Enoftalmos  (ojo hundido con una diferencia respecto al otro)  o  Alteraciones en la anatomía facial o craneal, se debe acudir a un cirujano ocular. 

Laceraciones del párpado:  Si la piel alrededor del ojo o en el párpado ha sido cortada, pueden ser necesarios puntos de sutura. Los puntos cerca del borde del párpado se deben colocar por un oftalmólogo  para garantizar que no se desarrollen deformidades que afectarán la forma en que los párpados se cierran.

Una lesión que causa problemas al cerrar el párpado, que va a través de todo el espesor del párpado, o afecta a los conductos lagrimales también deben ser tratadas por un oftalmólogo. Los conductos lagrimales están en partes de los párpados inferior y superior más próximos a la nariz y alguna heridas pueden traer complicaciones de obstrucción de estos conductos.

Lesiones químicas: Los limpiadores domésticos contienen disolventes abrasivos como la lejía y el amoniaco que son extremadamente peligrosos para el ojo. Lo primero que se debe hacer con cualquier lesión química es irrigar el ojo.  Aunque muchas quemaduras provocan sólo una molestia menor, una exposición a sustancias químicas o quemaduras deben ser tomadas en serio. El daño permanente es posible y puede haber consecuencias como la pérdida de la visión.

La gravedad de la lesión dependerá de qué sustancia la haya causado, el tiempo que esta sustancia tuvo contacto con los ojos y cómo se trata la lesión. El daño se limita generalmente al segmento anterior del ojo, incluyendo la córnea, la conjuntiva y ocasionalmente, las estructuras oculares internas del ojo, incluyendo el lente. Quemaduras que penetran más profundo que la córnea pueden causar hasta cataratas.

Clementina Ramos



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