Equipo SaludActual
No es una condición que se asocie a las pestañas, sin embargo, cuando los folículos ubicados al borde del párpado se inflaman, aparece una caspa blanca que si bien, no constituye una condición grave, es necesario controlar sus síntomas.
Ardor, irritación, sensación de un cuerpo extraño, orzuelos, lesiones corneales, sensibilidad a la luz, exceso de lagrimeo y sequedad en los ojos, pueden tomarse como síntomas de padecer una inflamación en los párpados, trastorno llamado blefaritis. Se manifiesta cuando las bacterias presentes en los párpados contienen enzimas que degradan la grasa que producen sus glándulas -encargadas de mantener húmeda la película lagrimal-, formando un líquido inflamatorio que cae a la córnea, creando estos molestos padecimientos.
Existen diferentes factores asociados al desarrollo de la blefaritis. Uno de ellos, es la dermatitis seborreica, que es la caspa que se produce en el cuero cabelludo o en la cara; las infecciones bacterianas (que producen el “párpado pegado”), el mal funcionamiento de las glándulas sebáceas del párpado, la rosácea y las alergias a los fármacos. Aunque muchas veces a la blefaritis se le atribuyen causas derivadas del uso de cosméticos, lentes de contacto o estrés emocional.
Hay que estar atentos al sentir un engrosamiento e irritación en el borde palpebral y más aún, si se posee caspocidad, escamas o costras desprendidas en la zona. También se debe poner atención al enrojecimiento y una secreción escamosa que se adhiere alrededor de las pestañas. Puede que esté frente a una blefaritis de tipo estafilococico. Si segrega una grasa espesa y untuosa que se adhiere en las pestañas y párpados, éste sería otro caso de blefaritis de tipo seborreico.
Si bien, la blefaritis no tiende a producir problemas en la visión, los pacientes podrían experimentar vista borrosa, debido a la falta de película lagrimal que esta enfermedad conlleva.
Los más afectados al tener blefaritis son los usuarios de lentes de contacto, ya que simplemente no los pueden usar porque se les hace muy difícil enfrentar sus síntomas. La recomendación es limpiar los párpados todos los días, independiente si se manifiesta algún síntoma. Esta rutina hace que se elimine los aceites de la piel, principal alimento de las bacterias que producen la enfermedad.
Ante cualquier síntoma, la visita a un oftalmólogo es irreemplazable. Él indicará el tratamiento a seguir según la situación clínica del paciente: antibióticos, esteroides o lágrimas artificiales.
María José Gamonal
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