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2024-12-02

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Lesiones y enfermedades de la mandíbula

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Una trastorno en la mandíbula implica un desnivel notorio en nuestra calidad de vida. Algunos de ellos pueden ocurrir en las articulaciones o en los dientes y llevan directamente a sufrir dislocaciones, contusiones y fracturas.


Gran tarea tiene la mandíbula: nos permite abrir la boca para comer, hablar e incluso respirar. Por esto, un trastorno en esta parte impacta notoriamente nuestra calidad de vida. A continuación revisamos algunas de las lesiones y enfermedades más comunes que la afectan.

Trastornos de la articulación 

En la anatomía de la mandíbula, quien se lleva la mayor parte del trabajo es la articulación temporomandibular. Ella es la responsable de unir cada lado del hueso de la mandíbula, el maxilar inferior, con el hueso temporal del cráneo. Junto con los músculos y ligamentos que la sostienen, esta articulación es la encargada de hacer que la mandíbula se abra y se cierre.

Cuando se presenta dolor o molestia en esta zona, sin que se deba a un trauma o lesión, se habla de un trastorno temporomandibular. Entre los síntomas de este trastorno se encuentran, aparte del fuerte dolor, la dificultad de movimientos o “bloqueo” de la mandíbula, rigidez de los músculos de la zona, dolor de cabeza y de cuello y chasquido de la articulación al abrir y cerrar la boca. 

Las causas de este trastorno son muy variadas. El desgaste de la articulación debido a algún tipo de artritis suele ser la causa más común en las personas mayores, mientras que las lesiones por traumas, la sobrecarga de la articulación por el rechinamiento de los dientes al dormir y un mal encaje de las mandíbulas suelen ser los responsables de las molestias en el resto de la población. Incluso la tensión de los músculos por el estrés psicológico pueden causar dolor mandibular.

Debido que no hay una causa específica para este trastorno, el médico debe evaluar los síntomas y el historial médico de cada paciente para poder definir un tratamiento.  El  simple descanso de la mandíbula, el uso de analgésicos, la terapia de rehabilitación y la cirugía son algunos de los distintos procedimientos que se utilizan para aliviar las molestias. 

Contusiones y fracturas

Quienes practican deportes de pelea, como los boxeadores, saben lo doloroso que puede ser un golpe en la mandíbula. A veces, este trauma no pasa de una contusión que se desinflama en un par de días, pero si el impacto es muy fuerte puede generar una fractura del hueso maxilar inferior.

Como ocurre en los casos de fracturas, se presenta una gran hinchazón y un dolor muy intenso, el que incluso podría impedir abrir la boca. Debido a que el hueso se ha roto, la mandíbula ya no encaja naturalmente con el maxilar superior, e incluso puede quedar desplazada hacia un lado. Si el trauma también afecta a la zona superior, puede presentarse dolor de cabeza y visión borrosa. 

Es muy importante acudir a un médico en cuanto se presenta la fractura, ya que existe el riesgo de hemorragia y de dificultades para respirar. De acuerdo a la gravedad de la lesión, el tratamiento puede ir desde la inmovilización de la mandíbula hasta la cirugía. 

Dislocaciones

Un simple bostezo o una gran mordida a un sándwich nos pueden dejar, literalmente, con la boca abierta. Al abrir demasiado la boca se puede producir una dislocación de la mandíbula, en donde la persona afectada queda con la mandíbula trabada y desviada hacia uno de los lados. Aparte del dolor que se presenta, la persona afectada es incapaz de retraer el maxilar inferior por sí misma.  

Afortunadamente, un médico o un dentista pueden volver a poner  la mandíbula en su posición normal. Es muy importante que este procedimiento sea realizado por un profesional capacitado, ya que  si no se realiza de forma correcta, se podría generar un daño directo en la articulación.

Aspectos dentales

En ocasiones, las molestias que se presentan en la mandíbula se originan dentro de la boca, y más específicamente, en los dientes. Una caries sin tratar o la inflamación de las encías puede dar la sensación de dolor intenso en la zona maxilar, lo que puede ser confundido con un trastorno de la articulación.

También estas molestias pueden originarse por una mala mordida. En este caso, la alineación de los dientes impide el correcto encaje de las mandíbulas superior e inferior, sobrecargando la articulación y los músculos de la zona. Para mejorar la mordida, puede ser necesario limar o quitar algunas piezas dentales, utilizar placas de mordida o recurrir a la ortodoncia. 

Daniela Galleguillos

 



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