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Conozca los riesgos que existen por no ingerir alimentos

12/11/2009

Columna escrita por María Ana Helmrich, Docente de Nutrición y Dietética en la Universidad San Sebastián, debido a la preocupación existente por los peligros en la falta de alimentar

Conozca los riesgos que existen por no ingerir alimentos

La privación del consumo de alimentos, ya sean estos sólidos o líquidos, durante un período más extenso del habitual conlleva un aporte insuficiente de nutrientes y fuentes de energía, lo que ocasiona modificaciones en la estructura y función de los órganos.

Existe una serie de mecanismos metabólicos que permiten al organismo acomodarse a una situación de ayuno prolongado. Estos sistemas se adaptan a los requerimientos globales del individuo y a las exigencias específicas de cada órgano.

El primer nutriente que se agota en dicho proceso es la glucosa. Al disminuir su nivel comienzan a utilizarse las reservas de proteínas y grasa de los tejidos para producirla. Ante esta situación, al cerebro no le queda más remedio que nutrirse en parte de glucosa y en parte de los cuerpos cetónicos (ácido que se produce al degradarse las grasas). Esta alimentación cerebral anormal tiene consecuencias sobre el sistema nervioso, por lo que es probable que una malnutrición prolongada deje secuelas en el cerebro, producto de lesiones de las neuronas, las que pueden llegar a ser irreversibles en los casos más graves.

Durante las primeras semanas de ayuno se gastan alrededor de 100 grs de proteínas diarios aportados por los músculos. Este mecanismo podría llevar a la destrucción del organismo en pocos días. Es por esto que se desarrolla un mecanismo de adaptación entre la tercera y la sexta semana de ayuno donde los cuerpos cetónicos son utilizados como fuente de energía. En el ayuno total (sólo ingestión de agua) se produce un balance calórico y proteico negativo, es decir, el individuo debe consumir sus reservas energéticas y sus proteínas. Lo más trascendente es esto último, porque el ser humano no tiene reservas de proteínas y el balance negativo refleja un deterioro estructural con pérdida de tejidos, tales como músculos, vísceras, proteínas plasmáticas, inmunidad, dificultad respiratoria, daño renal, etc.

La privación de alimentos, por cualquier motivo, debiera ser sólo bajo estricta supervisión médica y en un recinto hospitalario, ya que debe ser monitoreado en forma constante y así evitar un daño orgánico irreversible.

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