17/03/2009
La actividad física a largo plazo y prolongada podría ser la clave para impedir otro ataque al corazón.
La actividad física a largo plazo y prolongada sería la clave para evitar otro ataque al corazón. Así lo demostró una investigación publicada por el sitio www.infobae.com, que indicó que los beneficios desaparecen cuando se abandona una rutina de ejercicios.
Científicos suizos, estudiaron a 209 personas que sobrevivieron a un ataque cardíaco, posteriormente midieron los efectos de distintos tipos de ejercicio, en las personas y qué ocurría cuando las éstas dejaban de realizar actividad física de forma constante.
Los voluntarios fueron divididos en cuatro grupos: uno se entrenó en ejercicios aeróbicos, otro en trabajos de resistencia para aumentar la fuerza, el tercero en una combinación de las dos, y el restante no hizo ningún tipo de actividad.
Cuatro semanas después, se demostró que la función de los vasos sanguíneos en los tres grupos que efectuaron ejercicios mejoró su salud, más allá del tipo de actividad, aseguraron los expertos a cargo del estudio. Al mismo tiempo, se concluyó que no hubo mejorías entre los hombres y las mujeres que no practicaban ejercicios.
Lo que sugiere que la actividad a largo plazo y continuada, sería clave para evitar otro ataque al corazón. Debido que la función de los vasos sanguíneos se optimiza al hacer ejercicios entre las personas que siguieron una rutina de actividad física. Por otra parte, a las personas que se les instó a dejar de hacer ejercicios o cualquier actividad física, se logró descubrir que, después de un mes, todos los efectos positivos habían desaparecido.
La responsable de estudio, Margherita Vona, manifestó que ?los médicos saben que hacer ejercicio mejora la función cardíaca, pero hasta qué punto y qué tipo de ejercicio se debe realizar aún es incierto? añadiendo que "este aspecto es particularmente importante en pacientes con cardiopatías coronarias", concluyó la autora del hallazgo.
La enfermedad cardíaca, en la actualidad, son la principal causa de muerte en todo el mundo, es causada por depósitos de grasa que se endurecen y bloquean las arterias y una elevada presión sanguínea que daña los vasos, entre otros factores.