26/04/2004
Un equipo de investigadores del Centro Médico Cedars-Sinai de EEUU ha dirigido un estudio multicéntrico (en el que han participado el Hospital Clinic de Barcelona y la Universidad de Córdoba) que arroja una gran esperanza para todos a
Un equipo de investigadores del Centro Médico Cedars-Sinai de EEUU ha
dirigido un estudio multicéntrico (en el que han participado el Hospital
Clinic de Barcelona y la Universidad de Córdoba) que arroja una gran
esperanza para todos aquellos pacientes que, por diversas circunstancias, sufren
fallo hepático agudo.
En la actualidad, esta patología tiene mal pronóstico porque
el tratamiento se basa, fundamentalmente, en una titánica lucha de los
servicios de cuidados intensivos por estabilizar al enfermo hasta que se recupera
espontáneamente o llega el trasplante de un órgano nuevo.
Por este motivo, desde hace años se está tratando de conseguir
un hígado artificial extracorpóreo para sustituir al tejido dañado
durante este tiempo crucial. No obstante, aún no se han obtenido resultados
significativos en cuanto a la tasa de supervivencia de los afectados.
NOVEDAD.
Sin embargo, este panorama podría ser distinto en el futuro si se confirman
los hallazgos del nuevo trabajo. En él participaron 171 pacientes aquejados
de fracaso hepático agudo (147 por un fallo fulminante y 24 por falta
de funcionalidad tras un trasplante).
Ochenta y cinco enfermos recibieron los cuidados estándar, mientras
que a 86 se les aplicó el hígado bioartificial, una especie de
dializador que suple las funciones de filtrado hepático (ver gráfico).
Cada sesión duraba aproximadamente unas seis horas y tenía que
repetirse durante varios días.
Los autores comprobaron que, transcurrido un mes, estos pacientes evolucionaban
mejor, independientemente de que al final necesitaran o no el trasplante del
órgano salvador. De hecho, la tasa de mortalidad se había reducido
en un 44% entre los pacientes tratados con este dispositivo con respecto al
resto de los participantes.
A pesar de que todavía quedan muchos cabos por atar, parece ser que
la clave del éxito de este hígado bioartificial reside, precisamente,
en el hecho de que tiene una parte viva: un filtro compuesto por miles de células
hepáticas procedentes de cerdos. Éstas permanecen congeladas y,
justo antes de tratar al enfermo, se descongelan y se colocan en unas pequeñas
bolitas que les sirven de soporte.
«Introducimos este material en el dispositivo y, cuando el plasma del
paciente fluye a través del filtro, los hepatocitos porcinos lo purifican
y reemplazan los nutrientes que faltan», resume el doctor Demetriou, coordinador
de la investigación. «Es posible que la terapia celular produzca
un efecto fisiológico muy profundo que favorezca la recuperación
y regeneración del hígado enfermo», concluye.
La investigación va acompañada de varias cartas de especialistas
que felicitan al equipo científico por el rigor que han aplicado. Creen,
además, que hasta que las terapias con células madre sean una
realidad (entonces ningún dispositivo mecánico extracorpóreo
será más eficaz y más sencillo de usar) el hígado
bioartificial es una buena opción para alargar el tiempo de espera de
un trasplante o mejorar la función hepática.
Fuente : http://www.elmundo.es/