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Enfermedades Respiratorias y Agentes Contaminantes: precaución dentro y fuera de la casa

21/07/2014

La contaminación atmosférica no es la única responsable del aumento en las enfermedades respiratorias durante este invierno, ya que en nuestros hogares también estamos siendo afectados por el tipo de calefacción utilizada, además del humo del cigarrillo, que se considera tan o más dañino que la contaminación de la calle. 

Enfermedades Respiratorias y Agentes Contaminantes: precaución dentro y fuera de la casa

El acto de respirar permite llevar oxígeno a cada una de las células del cuerpo, pero ¿qué pasa cuando esta función se ve afectada? La contaminación atmosférica e intradomiciliaria provocan la irritación de las vías aéreas predisponiendo a las infecciones respiratorias, agravando las enfermedades crónicas y gatillando síntomas agudos, tras el efecto nocivo que producen sobre los mecanismos de defensa del sistema respiratorio.


La  contaminación atmosférica tiene numerosos agentes químicos peligrosos para la salud emitidos por plantas generadoras de electricidad, incineradores, fundiciones, industrias, estufas domésticas y vehículos motorizados como dióxido de azufre, óxidos de nitrógeno, monóxido de carbono, compuestos orgánicos volátiles y otras sustancias orgánicas. Pero atención, no sólo fuera de la casa se está expuesto a estos agentes tóxicos. La contaminación intradomicilaria -producida por las estufas a parafina y el humo del cigarrillo, entre otros- se considera tan o más dañina que la contaminación de la calle.


Aunque todas las personas se pueden ver afectadas a estas partículas contaminantes, existen poblaciones de alto riesgo que deben extremar los cuidados, especialmente en invierno, cuando las temperaturas bajas juegan en contra. Se trata de los recién nacidos y niños hasta los 5 años, adultos mayores, enfermos crónicos y embarazadas. 


Al estar expuestos a contaminación atmosférica, se pueden distinguir 2 tipos de efectos sobre la salud; los agudos, que se originan después de la exposición; y los crónicos, que se acumulan a lo largo del tiempo. La tos, expectoración, irritación de ojos, nariz, garganta y dificultad para respirar representan los clásicas consecuencias a corto plazo. En el mediano a largo plazo, se pueden sufrir enfermedades tan graves como cánceres, deterioros del sistema inmunológico hasta mortalidad cardiovascular prematura aguda.


Enfermedades Respiratorias Crónicas


Ante la contaminación del aire, el asma es una dolencia inflamatoria del aparato respiratorio que provoca dificultad en la respiración. Si bien, generalmente es causada por alergias o motivos climáticos, la polución ambiental podría ser preponderante, así como el tabaco ser causante de sus crisis o ataques. 


La bronquitis se desencadena cuando los bronquios -situados entre los pulmones- se inflaman. Produce molestia en el pecho, tos, fatiga, fiebre baja y dificultad respiratoria agravada por el esfuerzo o realizando una actividad leve. La neumonía consiste en la inflamación de los espacios alveolares de los pulmones, causando tos con expectoración purulenta -en ocasiones con sangre-, dolor a la zona toráxica y fiebre. 


La gripe es una enfermedad infecciosa aguda contagiosa y se caracteriza por sus síntomas como dolor de cabeza, fiebre, somnolencia, pérdida de apetito, sentir el “cuerpo cortado” y en muchos casos, la tos. 


La Obstrucción Pulmonar Crónica es una condición que se manifiesta con la inflamación pulmonar e infecciones relacionadas, como la bronquitis o la neumonía. El tabaco es una de sus principales causas, al igual que la exposición frecuente a un aire demasiado contaminado. 


La Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) es un trastorno que puede ser causado por la contaminación del aire. En este trastorno, las vías respiratorias y los alvéolos se distienden y pierden forma. En esta categoría se encuentran la  bronquitis crónica y el enfisema.


Sumadas a las enfermedades respiratorias que provocan las sustancias tóxicas del aire, se ubican las virales (dengue, fiebre amarilla, hepatitis) y aquellas que aquejan al sistema circulatorio, relacionadas con los gases que desprenden los motores diesel. El sistema cardiovascular, las mucosas (ojos y nariz) y el sistema inmunológico también se ven afectados.


Algunas de las recomendaciones para evitar que la contaminación aumente el riesgo de padecer enfermedades respiratorias son: evitar el humo del tabaco y drogas inhalantes, preferir calefacción no contaminante, evitar sitios concurridos como cines o centros comerciales en épocas de brotes infecciosos, ventilar diariamente la casa y no realizar actividad física en períodos de mayor contaminación.  


Es importante que los habitantes de las ciudades más contaminadas (Santiago, Talca, Curicó, Temuco, Osorno, Valdivia) sigan las recomendaciones de las autoridades y adopten medidas que disminuyan la polución. Mientras tanto, un llamado a la actualización de políticas en el control de emisiones y preservación de la calidad del aire.


María José Gamonal

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