16/09/2009
Una investigación española dio a conocer que un mayor consumo de agua puede reducir considerablemente el riesgo de padecer sobrepeso en los niños y adolescentes.
Una investigación española dio a conocer que un mayor consumo de agua puede reducir considerablemente el riesgo de padecer sobrepeso en los niños y adolescentes.
Los resultados del estudio divulgados en el libro ?'El agua mineral en la infancia?, recogido continuamente por el sitio informativo ?Euroapress?, sostiene que informes efectuados en Australia, México o Canadá, aseguran que el agua es la primera herramienta contra la obesidad, ya que disminuiría en más del 30 por ciento el riesgo de padecer esta enfermedad.
El artículo científico, además enfatiza que la disponibilidad de "latas" en los colegios no contribuye a la prevención de la obesidad, y sugieren que en vez de esas bebidas calóricas, que sólo deben tomarse ocasionalmente, podía haber agua mineral natural.
En este sentido, la publicación destaca la ventaja del agua mineral sin gas en la preparación de biberones y comidas porque no necesita punto de ebullición, a diferencia del agua potable, que tiene que ser hervida al menos un minuto para estar seguros de que está libre de parásitos. Agregando que "cuando se hierve excesivamente el agua del grifo se acaban concentrando determinados componentes como el sodio o los nitratos? los que son perjudicial para la salud.
Según indica el científico Jesús Román Martínez, ?todo el mundo habla de nutrición, pero nunca se habla de hidratación y lo trascendental que es para bajar de peso?, añadiendo que "a la gente no se le habla de lo que tiene que beber, de lo que es lo saludable; además hay una abundancia de nuevos productos y bebidas que no parecen adecuadas, especialmente en la infancia".
Es por esta razón, que el libro recomienda que los niños beban un promedio de 1,8 litros de agua hasta los 8 años, posterior a esas edad la cantidad debería subir hasta los 2,5 litros en los muchachos y en las niñas hasta los 2,2 litros de agua mineral sin gas. Recalcando, que el agua y la leche deben seguir siendo las bebidas habituales en la infancia, mientras que las bebidas calóricas sólo han de ser de consumo ocasional. Esto sin duda, evitaría la epidemia de la obesidad ya que el niño comería con agua en las comidas, y no con otro tipo de bebidas.
Para finalizar, la guía apunta que el agua mineral natural es constante en su composición, tiene una pureza de origen, y se envasa en el origen sin ningún tipo de manipulación ni química ni microbiológica, siendo una garantía, a diferencia del agua de cañería, concluye el artículo.