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Efectos psicológicos del Embarazo: Producto del desajuste hormonal y los cambios físicos que se producen durante esta dulce etapa de la vida, las futuras madres suelen sufrir algunos efectos psicológicos normales durante el periodo de gestación, los que de todos modos deben ser atendidos para evitar complicaciones en su salud mental y en el desarrollo del bebé.
Por Carolina Bustamante
Hormonas que se ajustan y desajustan en el cuerpo son la tónica del embarazo, las que traen consigo una serie de repercusiones en el cuerpo y ánimo de la futura madre. Y es que, un proceso complejo biológico que prepara al feto para la vida fuera del útero, generan en las féminas sensaciones poco gratas a nivel emocional y psicológico, las que deben ser tomadas en cuenta a fin de controlarlas y evitar un desarrollo patológico.
Uno de ellos es la llamada Hipersomnia, o necesidad de dormir mucho tiempo, sobre todo durante el primer trimestre. Esto suele tener relación con la secreción de los altos niveles de estrógeno y progesterona, los que provocan una relajación de la actividad cerebral. Esto provoca además de mantener una sensación somnolienta durante todo el día, dificultad para concentrarse en las actividades cotidianas.
El cambio corporal también es muy importante para la psiquis materna. El ensanchamiento del cuerpo, hinchazón de piernas pueden generar una baja en la autoestima o un cuestionamiento hacia su femeneidad, lo que resulta común mientras no se generen trastornos más severos al respecto que recaigan en la alimentación o el cuidado pre natal de la futura madre.
Es importante tener en cuenta además que, sin importar si el embarazo fuese o no planificado, existe un proceso de adaptación a nivel personal que permitirá a la mujer sentirse cómoda y capaz en su rol de madre. Estos varían entre la preocupación por no sentirse preparada hasta la euforia y alegría por estar dando cabida a una nueva vida.
Durante el segundo trimestre al de término es normal que las preocupaciones abunden en la futura madre, las que sumadas a un sobrepeso generen dificultades para conciliar el sueño. Asimismo, la necesidad de atención y susceptibilidad toman forma en antojos los que además responden a una necesidad del organismo indistintamente.
Trastornos mayores
Pese a que el embarazo es una época de desajustes emocionales, existen algunos factores de riesgo que recaen en patologías de mayor envergadura, tales como los episodios y crisis ansiosas o la depresión pre y post parto.
En el caso de la ansiedad, esta es posible de definir como una sensación de estar constantemente en peligro, sin poder atribuir la causa a un hecho o situación concreta. En casos normales es posible que se generen algunos temores producto del nuevo estado y cambio futuro de vida, sin embargo al momento de sufrirlos en un periodo de tiempo más prolongado o recurrente, es importante contar con ayuda especializada.
Las llamadas crisis de ansiedad se generan en el cuerpo cuando existe una sobrecarga de stress en el cuerpo y mente del paciente. Se caracteriza por sudoración en las manos y pies, adormecimiento de extremidades, palpitaciones cardiacas e incluso la falta momentánea de aire. Si bien, estos cuadros pueden durar a lo más diez minutos hasta llegar a su peak, son cuna de un verdadero stress para el feto y la madre, por lo que es importante comenzar un tratamiento farmacológico o de terapia conductual que permita manejarlo. Además, es importante que al momento de sentir una ansiedad recurrente, que impida realizar actividades normales o condicione el día a día de la paciente, también se consulte.
Por otra parte, la depresión postparto es uno de los trastornos emocionales más recurrentes en el último tiempo. Un 80% de las madres suelen experimentar la llamada Tristeza después del parto, reacción emocional que dura unas dos semanas aproximadamente y se caracteriza por manifestar nervios, ansiedad, ganas de llorar o falta de sueño. En caso de que estos síntomas no cesen es importante hablarlo con el médico que podrá derivar el caso a un especialista.
Este trastorno nervioso puede surgir en cualquier momento durante los dos primeros meses tras tener al bebé y posee las características de una depresión común. Es medular tener en cuenta que durante el embarazo sí existen los cambios de humor y no tienen por qué significar una depresión. Para hacer la diferencia la observación de la frecuencia, intensidad y duración de estos sentimientos es fundamental.
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