Molestias y consecuencias del embarazo

Leyla Lama San Juan
Matrona

El embarazo no sólo provoca el notorio crecimiento del vientre. Como hay una revolución de hormonas en el cuerpo, se presentan otras consecuencias no muy agradables. A continuación se señalan las más comunes:

Estreñimiento y hemorroides
En la etapa del embarazo, el tránsito intestinal es más lento, por lo que se produce estreñimiento. Para evitarlo, lo mejor es consumir alimentos con fibras y tomar mucho líquido, al menos dos litros al día, así se alivian los síntomas de la estitiquez. Si con la dieta no se pasa, hay que acudir al médico para que dé algún medicamento para ir al baño.

Las hemorroides se producen precisamente por el estreñimiento, porque las fecas están más duras, entonces se hace más fuerza cuando se va al baño.

Náuseas
Se producen por los cambios en el aparato digestivo de la mujer; por la gran cantidad de hormonas que están dando vueltas por el cuerpo al principio de la gestación y que hacen que el proceso digestivo sea mucho más lento. Hay mujeres que jamás tuvieron náuseas en su embarazo, mientras que otras se lo pasaron vomitando. Para evitarlo, hay que comer en pocas cantidades y no hay que dejar pasar mucho tiempo entre una comida y otra, así se evita la sensación de vacío en el estómago. La idea es que se alimente con las tres comidas importantes del día y colaciones entremedio, que puede ser una fruta o un lácteo. Para evadir la sensación de náuseas en la mañana -momento del día en el que son más frecuentes-, se pueden mantener unas galletas de soda en el velador para comerlas unos 20 minutos antes de levantarse.

Las náuseas, que empiezan más o menos a las seis semanas, deberían durar los primeros tres o cuatro meses. Hay que tomar en cuenta la frecuencia con la que los vómitos se presentan. No es normal vomitar cinco veces al día y que no se pueda comer nada. Si esto ocurre, la mujer puede sufrir una deshidratación.

Somnolencia e insomnio
Durante los primeros meses, hay un exceso de sueño. Si se puede, hay que dormir ocho horas al día y mejor aún si se toma una siesta, el organismo está cambiando, por lo que el cuerpo exige más; eso cansa y produce sueño. Pero en el tercer trimestre se presenta el efecto contrario: es frecuente no poder dormir durante la noche. Aparece insomnio con consecuencias durante el día: cansancio, somnolencia y malhumor. El feto se mueve durante el día y también durante la noche; él sigue funcionando aun cuando la mujer desee dormir. El gran tamaño del vientre comprime los pulmones y causa dificultad respiratoria si se descansa en forma horizontal. Por lo tanto, se debe dormir semi-sentada y eso también dificulta un buen dormir. La ansiedad del término del embarazo incrementa el insomnio.

Acidez
Es más frecuente al final del embarazo. El tamaño del útero es tan grande que sube y aprieta el estómago, lo que también produce un retardo en el vaciamiento del estómago, que tiende un poco al reflujo y da acidez. Al igual que con las náuseas, para evitarlo hay que comer de a poco, no en grandes cantidades y, obviamente, no consumir alimentos que por sí solos producen habitualmente acidez.

Urgencias urinarias
Debido al incremento del tamaño del útero, éste presiona la vejiga y provoca las ganas de ir al baño. Al estar más pequeña debido a la presión, la vejiga se llena más rápido, y con un poco de líquido que se tome dan ganas de orinar. Hay que tener en cuenta que esto no es normal cuando se orina en pocas cantidades y que, después de hacerlo, aún quedan ganas de ir al baño. Si además hay dolor, podría tratarse de una infección urinaria y se debe consultar.

Cloasma (manchas en la piel)
Se producen manchas oscuras en la piel, particularmente en la cara, en las mejillas y en la barbilla. Hay embarazadas a las que no les aparece nada. Las que tienen pecas, deben tener más cuidado, porque éstas se acentúan. Hay que cuidarse del sol con protectores solares y sombreros. Lo normal es que desaparezcan unos meses después del término del embarazo; hay mujeres en las que sólo se les atenúan.

Várices y edemas en las piernas
Se producen al final del embarazo, provocadas por el aumento del flujo de la sangre, lo que deriva en una vasolidatación. Se sienten las piernas pesadas por la retención de líquido que en éstas se produce. Lo normal es que las piernas se edematicen al final de la tarde. Si hay edema desde el levantarse, se debe consultar. El malestar se hace más soportable reposando horizontalmente con los pies levantados, lo ayuda a que aumente el retorno venoso. Estos síntomas se acentúan si el final del embarazo se produce en verano, debido al calor.

Estrías
Las estrías se producen porque se estira la piel, lo que sucede más al final del embarazo. La piel es como un elástico: cuando éste se estira mucho, se vence y no queda con la elasticidad de antes. Entonces, cuando el útero crece, la piel comienza a estirarse. Si la piel no está bien nutrida, se rompen las fibras y salen estrías, las que no se borran más. Para impedir su aparición, hay que utilizar cremas que tengan vitaminas A y E para que la piel soporte el estiramiento excesivo. También existe un componente genético, por lo tanto si la mujer lo tiene, las cremas sólo harán que las estrías sean en menor cantidad o más pequeñas. Hay que tener cuidado con el aumento de peso, porque también incide en el estiramiento de la piel.

Dolor de espalda
Ocurre, generalmente, en el tercer trimestre del embarazo, debido al peso del abdomen. Esto se produce porque la columna adopta un cambio mecánico, en el que se dobla un poco la espalda sacando el abdomen hacia delante. Si no se cambiara el eje de equilibrio, la embarazada se iría para delante.

Las molestias pueden aliviarse con ejercicios especiales combinados con elongación muscular que fortalecen los músculos dorso-lumbares. La natación y un buen baño de inmersión con agua caliente son también beneficiosos, así como descansar de lado con las piernas flectadas en posición fetal. Además, se puede asistir a gimnasia para embarazadas.

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