Equipo SaludActual
Pese a no existir estudios científicos que la respalden, son muchos los médicos que afirman la existencia de una cercana relación entre la diabetes y la depresión.
Recibir el diagnóstico de una enfermedad crónica supone grandes cambios en la vida de quien la padece. En el caso de la diabetes, los cambios endocrinos y el establecimiento de rígidas rutinas cotidianas llevan a la mayoría de los pacientes a sufrir severos cuadros de stress, que pueden acabar en depresión.
Sufrir de diabetes trae consigo importantes transformaciones en la cotidianeidad del paciente. Esto, producto de un tratamiento integral que contempla grandes cambios en la alimentación, actividad física y rutina diaria, a la que se debe incluir la ingesta de medicamentos, asistencia a periódicos controles médicos, además del monitoreo de glucosa en la sangre.
Si bien es cierto, se trata de una enfermedad controlable, cabe destacar que el 95% del tratamiento debe ser llevado a cabo por el propio paciente, lo que en ocasiones no es bien llevado de manera emocional por el mismo.
Un problema emocional
Pese a no existir estudios científicos que la respalden, son muchos los médicos que afirman la existencia de una cercana relación entre la diabetes y la depresión.
Esta teoría tiene sus orígenes en el siglo XVIII, cuando el científico Thomas Willis definió la enfermedad como “el resultado de una pena prolongada”, en el tiempo en que la dolencia era calificada como mortal, por lo que el tratamiento se basaba en cuidados paliativos, en miras a mejorar la calidad anímica del paciente.
Desde 1922 la diabetes fue considerada con una expectativa de vida normal, sin embargo, el rol de la emocionalidad en el trastorno y su influencia en la vida del paciente, ha sido una constante de estudio.
Actualmente, esta relación se explica producto de la fuerte carga psicológica que supone tener la enfermedad, lo que significa un factor de riesgo añadido. Esto, se presenta con mayor fuerza al momento de enfrentar la enfermedad por primera vez, producto de una percepción magnificada del trastorno, más invalidante delo que verdaderamente es.
Relación entre diabetes y depresión
El riesgo de sufrir cuadros depresivos es bastante mayor en pacientes diabéticos. Esto puede explicarse producto del mayor control metabólico, lo que genera ansiedad y estados depresivos en el paciente.
Si bien, las razones biológicas por lo que esto sucede son desconocidas, estadísticamente es posible afirmar que 1 de cada 5 diabéticos tienen algún grado de depresión. Y el 33% de prevalencia es durante el primer año tras el diagnóstico.
Otra teoría que puede explicar esta estrechar relación es la de los efectos que el cuerpo recibe de una enfermedad que tiene sus orígenes en una base endocrina y metabólica. En el caso de las hormonas, estas sufren un proceso de desajuste, lo que influye en una caída considerable del ánimo y la consabida desestabilización del mismo.
Por otra parte, la diabetes puede producir una alteración cardiaca, lo que dilata y constriñe los vasos capilares, lo que podría afectar los cerebrales, facilitando el desarrollo de trastornos de ansiedad y depresión.
Terapia y contención: Soluciones a la mano
Pese a tratarse de una situación compleja, la estabilidad del paciente puede ser lograda, mediante sencillas medidas de contención.
El rol de la familia es fundamental en este proceso, acompañando al afectado en el cambio de su estilo de vida, comprendiendo su situación emocional e instándolo a realizar actividades que le permitan continuar con su vida.
Asimismo, el desarrollo de una terapia psicológica es bastante eficaz para lograr la completa o parcial adaptación. Asimismo, el trabajo mediante terapia de grupo ayudará al paciente a entender su actual situación en una justa medida, encontrando las respuestas y el apoyo necesario.
Carolina Bustamante
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