Equipo SaludActual
Este tipo de respuesta alérgica es muy común dentro de la población, por lo que se sugiere un aseo prolijo, medidas higiénicas con el animal y el uso de inmunoterapia en casos específicos.
Cuando llega una mascota al hogar es motivo de alegría y también de variadas responsabilidades con respecto a los cuidados que necesita un animal. Pero, con el pasar de los días, no es extraño que las mascotas también traigan otras consecuencias que no estaban consideradas en la familia, como por ejemplo, las molestas alergias.
Por lo general, la población suele atribuir estas alergias al pelo del animal. Sin embargo, esto no es la causa principal sino la caspa de los animales (escamas de la piel), saliva, orina o heces.
Tal como ocurre en otros casos, la alergia a una mascota es una reacción inmunológica. Cuando una persona alérgica respira la caspa o entra en contacto con la saliva o los desechos del animal, su sistema inmunológico se pone en guardia, libera histamina y alrededor de 40 sustancias químicas más para combatir la presencia del alérgeno.
La histamina inflama la nariz y vías respiratorias, mientras que los químicos pueden causar nariz acuosa, ojos llorosos, estornudos y síntomas de asma como tos o silbidos al respirar. De hecho, la mayoría de los ataques de asma que aparecen durante los primeros años de la infancia pueden estar causados por animales.
Cualquier animal de pelo o plumas puede ocasionar alergia en personas predispuestas genéticamente. Se han descrito hasta 366 especies de animales capaces de producir enfermedades alérgicas en los seres humanos.
Los gatos y los perros son la causa más frecuente, debido a que son las mascotas más comunes, pero se ha descrito alergia a otros animales como caballos, conejos, cobayas, hámsteres, ratas, jerbos, chinchillas, hurones, aves domésticas, iguanas, entre otros.
Si bien en la mayoría de las alergias se debe a la caspa del animal, también hay otros factores asociados a la mascota o a su entorno que pueden desencadenar una reacción, como la presencia de garrapatas y otros parásitos.
La proliferación excesiva de ácaros que se alimentan de la caspa del animal o de los hongos que proliferan en ambientes con humedad puede ser el origen de la alergia del paciente.
También el uso de insecticidas y otros productos químicos para su cuidado, o el propio alimento de los animales, como el alpiste, la linaza y los cañamones de la comida de los pájaros, o la larva roja de mosquito utilizada como alimento de los peces de acuarios, pueden producir una crisis alérgica.
Diagnóstico y tratamiento
Para determinar qué factor causa la alergia, un especialista puede hacer un test cutáneo, es decir, inyecta una pequeña cantidad de alérgeno líquido en el antebrazo. Después de 15 a 20 minutos, el especialista buscará señales de que hay una reacción alérgica, como hinchazón o enrojecimiento.
El mejor tratamiento para la alergia es quitar el animal de la casa y evitar otros tipos de contacto cuando sea posible. Dejar a los animales fuera de casa es sólo una solución parcial, ya que estudios han demostrado que las mascotas en el patio siguen contaminando lentamente las casas por dentro, pudiendo llegar a concentraciones de alérgenos similares a casas con animales al interior de los hogares.
Si se sabe que una persona de su núcleo familiar es alérgica a otras cosas y tiene Rinitis y/o Asma, entonces no le conviene adquirir una mascota de pelo o plumas. Si por cualquier motivo deciden no deshacerse del animal, pueden hacerse cosas para minimizar la contaminación por estos alérgenos en el hogar, como realizar un aseo prolijo evitando el uso de la aspiradora ya que no extrae el polvo de la parte de abajo de la alfombra. Para esto, opte por pisos sin alfombras y limpie con un trapo húmedo.
En cuanto a los cuidados del animal, evite tenerlos en las habitaciones y que éstos tengan un espacio fuera del hogar. Limpiar con sumo cuidado la casa o jaula como también bañar y cepillar periódicamente a la mascota.
El tratamiento con vacunas o inmunoterapia con alérgenos de animales se recomienda en personas alérgicas en las que la exposición a animales es inevitable, como a los veterinarios y las personas que trabajan con ellos. También debe considerarse su empleo en personas que voluntariamente deciden no retirar el animal de la vivienda y en pacientes muy sensibilizados cuyos síntomas persisten a pesar de retirar el animal.
Si las medidas de limpieza o tratamiento no funcionan y continúa con síntomas alérgicos, debe consultar con un especialista en alergias para realizar otro test cutáneo para determinar los alérgenos que causan la reacción.
Macarena Cifuentes Valdés.
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