Equipo SaludActual
Se sabe que la leche contiene azúcar, a la que llamamos lactosa. Y ésta a su vez, está formada por galactosa y glucosa. La galactosa se debe transformar en glucosa para ser aprovechada por el organismo, pero ¿qué pasa cuando ese proceso falla?
La Galactosemia o intolerencia a la galactosa es una rara enfermedad, pero súmamente peligrosa, pues consiste en que el sistema digestivo es incapaz de de descomponer la galactosa, azúcar que se haya en la leche.
La carencia de las enzimas que realizan ese proceso origina la “intolerancia a la galactosa” o “galactosemia” que intoxica al cuerpo con daños irreversibles. Esta es la diferencia con la “intolerancia a la lactosa” (deficiencia en la enzima lactasa) que no tiene repercusiones tan graves, ni a largo plazo.
La galactosemia es un trastorno hereditario. Si ambos padres tienen algún gen anormal que cause esta enfermedad, cada hijo tiene un 25% de probabilidades de padecerla. Es necesario estar atentos a los antecedentes genéticos y dar aviso de inmediato a los médicos que están tratando el embarazo, ya que las consecuencias para un recién nacido –con este trastorno– que comienza a ser amamantado, pueden llegar a ser mortales.
Los bebés afectados no suben de peso, presentan vómitos repetidos, deshidratación, hipoglucemia, ictericia, falla renal y/o síntomas neurológicos que la madre puede notar, al ver cierta dificultad del recién nacido al despertarse. El tratamiento indicado es básicamente la suspensión absoluta de todo alimento que contenga galactosa o lactosa, entre ellas, la de leche materna. Una vez que el paciente crece, se va chequeando qué alimentos puede ingerir y cuáles no, ya que no sólo la leche posee galactosa sino que también sus derivados, vegetales (higos, uvas), vísceras, algunas legumbres (garbanzos, lentejas) y frutas, entre otros alimentos.
Es necesario que los padres –si no saben que tienen antecedentes genéticos– ayuden a detectar lo antes posible la intolerancia a la galactosa de sus bebés, ya que sus daños se pueden agravar en la medida que no se determine su diagnóstico.
Algunos efectos que produce esta enfermedad son complicaciones neurológicas como retraso mental, afectación del lenguaje, dificultades motrices, cataratas, fracaso hepático grave, déficit inmunitario, fallo ovárico prematuro y disminución de la densidad ósea.
Si bien, la galactosemia sin tratamiento es mortal, hay casos leves que van evolucionando con escasos síntomas hasta la edad adulta.
Por María José Gamonal
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